El valle las Batuecas es una zona escarpada de difícil acceso y con un gran aislamiento poblacional a lo largo de los siglos. Estas situaciones originaron la creación de una historia pagana cuyo origen es muy discutido, tanto en el tiempo histórico como en origen de la misma. Este valle se sabe que estuvo habitado desde la edad del bronce, como se puede ver en algunos abrigos con pinturas rupestres, aunque los primeros habitantes de los que se tiene conocimiento por los historiadores romanos es del pueblo de los vettones, de ahí podría venir el nombre de Batuecas (Bettoca o Battoca). Del siglo VIII hasta el siglo XI este territorio fue ocupado por musulmanes hasta que pasó a manos cristianas y con las repoblaciones acaecidas desde el siglo XIII se consolidaron los núcleos poblacionales.

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Es en este momento cuando se cree que comienza el origen de esta leyenda que habla de unos habitantes salvajes e ingenuos (en ocasiones llamados demonios desnudos) del Valle de las Batuecas que habitan, felices en su ignorancia, un supuesto “Paraíso Terrenal” espiritual. Esta leyenda es propagada por diversos autores que mitifican la leyenda y la hacen popular, el primer documento escrito en el que se menciona esta leyenda es «Breve y verdadera relación de los sucesos del Reyno de Camboxa» escrita por Fray Gabriel de San Antonio y publicada en el año 1604. Posteriormente, autores como Matos Fragoso, Pérez de Montalván, Juan de Hoz, el jesuíta Nieremberg escribieron sobre ella, aunque el escritor que la hizo más popular fue Lope de Vega con su obra «Las Batuecas del Duque de Alba». Estos Batuecos probablemente fueran pocos cientos de personas que se ocultaron en este valle durante la reconquista, permanecieron aislados, des culturizándose y desarrollando un culto al sol. Probablemente, fueran personas ignorantes y con poco raciocinio que ha derivado en algunas acepciones como “bobo de Coria” (pueblo cercano, ya en la provincia de Cáceres) que vivían ensimismados con la naturaleza, de donde proviene el dicho “Estar en las Batuecas” (al igual que “Estar en Babia”, zona similar del norte de León).

La Leyenda tiene un origen histórico incierto enmarcándose en los reinados desde Alfonso XI (mediados del siglo XIV) hasta Felipe II (siglo XVI), pasando por los Reyes católicos y Carlos V. Igualmente incierto es determinar quién o quiénes fueron los descubridores, ya que se ha atribuido a unos cazadores del territorio (versión más popular y aceptada por la clase baja), a un paje y una doncella de la casa del Duque de Alba (versión más extendida en la literatura y claramente adornada) o por una señora y un caballero de la Casa de Alba (versión menos extendida).

La leyenda literaria cuenta que un paje y una doncella se enamoraron y para huir de la cólera del señor que no aprobaba la relación, huyeron hacia el sur de las sierras salmantinas, donde encuentran un valle poblado por seres primitivos. Informado el Duque se coloniza el lugar y se cristianiza a los habitantes, de esta manera se equipará al Duque de Alba con Cristóbal Colón como conquistador y misionero. Esta desmitificación pagana de la leyenda culmina con la construcción del monasterio carmelita de San José de las Batuecas en 1599.