Existe una leyenda que pone como protagonista a una mujer llamada Juana Hernández. La historia deja claro que, en el año 1424, se levantó en su propio funeral para anunciar los mensajes que había recibido del cielo, entre ellos la existencia de la talla de una Virgen que llevaba enterrada más de doscientos años en algún rincón de la Peña de Francia. Tiempo después es la Virgen quien se aparece al estudiante francés Simón Roland para pedirle que emprenda la búsqueda de la talla que finalmente descubre en una cueva en 1434. Nace así la devoción a la Virgen de la Peña de Francia. Nació en la localidad de Sequeros a principios del siglo XV.

La leyenda cuenta como la profetisa Juana anuncio en su lecho de muerte que se descubriría una imagen de la Virgen. En un principio se pensó que había muerto, pero lo que realmente estaba era en agonía. Esta imagen a la que se refería Juana Hernández era la de Nuestra Señora de la Peña de Francia que, en el año 1434, fue descubierta por el monje francés Simón Vela. Según cuenta esta leyenda, poco después de que esta joven realizara la profecía, la virgen se apareció al francés para que buscara la imagen de la virgen en occidente. 

Lejos de que ese fuera el único descubrimiento de Juana Hernández, que pasó a ser conocida como “La Moza Santa de Sequeros”, también profetizó algo más, profetizó la fundación del Convento de Gracia en San Martín del Castañar, cercano a Sequeros.

La casa de la Moza de Sequeros se encuentra en una de las calles de la zona conocida como La Mata de los Judíos y, aunque no se afirma con rotundidad, es bastante probable que ella y su familia procedieran de conversos, cristianos nuevos, pero de orígenes judíos. Sus reliquias reposan en la preciosa Ermita de la Virgen del Robledo.