El valle de las Batuecas es un lugar exuberante en cuanto a naturaleza, no en vano fue considerado el paraíso terrenal y ha sido motivo de diversas leyendas reflejadas por numerosos autores, entre los que destaca Lope de Vega.

Al comienzo del valle se encuentra el convento carmelita descalzo de Batuecas, fundado en 1599 por el Padre Tomás de Jesús y utilizado por numerosos carmelitas de diversos conventos para la oración y contemplación. La iglesia fue construida en 1602 y ampliada en 1686, siendo el edificio central del conjunto, y está rodeada por una calle enlosada de pizarra y amplios jardines a modo de claustro. Al sur, se sitúan varias celdas oratorio de los monjes, y en el muro oeste, una puerta abre paso al refectorio, la cocina, talleres, alojamientos de los criados, panadería, lavadero… La estructura definitiva del monasterio se configuró durante los siglos XVII y XVIII.

Tras la desamortización decimonónica y la exclaustración de las órdenes religiosas en 1835, los religiosos fueron expulsados y el monasterio fue vendido. En 1872, un incendio lo dejó en ruinas. En 1914, fue adquirido nuevamente por los carmelitas, sin embargo 11 años después fue vendido de nuevo (se dice que el comprador fue Luis Buñuel). En 1937 el monasterio fue recuperado y restaurado por las madres carmelitas del Cerro de los Ángeles de Getafe inaugurándose el nuevo convento en 1945. Cinco años después fue cedido a sus fundadores, los padres carmelitas, recuperándose la vida de desierto contemplativo.

El Monasterio está rodeado por una valla de piedra que delimita el recinto al que no se puede acceder. En su interior, los monjes cultivan los alimentos necesarios para su sustento. El espacio que pertene al convento está vallado, y en su interior se ubican 20 ermitas donde los monjes llevaban a cabo retiros de oración y soledad. Fuera de este recinto hay otras 18 ermitas situadas en zonas elevadas. La más famosa de todas es la del Padre Cadete, que estaba ubicada en el hueco de un alcornoque y data del año 1606.El Desierto Carmelita de Batuecas ofrece una hospedería donde los visitantes pueden alojarse siempre y cuando participen en el ambiente contemplativo del monasterio y se unan a las oraciones de la comunidad.